MOTIVACIÓN ¿HAS ENCONTRADO TU “PARA QUE”? - Espino Pueyo
Dicen que todo lo que soñamos y en lo más profundo de nuestro Ser creemos, acaba por manifestarse y cumplirse. Para eso llego el Coaching a mi vida, para enseñarme una manera  de aprender más sobre mí, para descubrir mi motivación, ofreciéndome un modo de acompañar a quien necesita soporte y guía para encontrar su propio camino.
Motivación, coaching, autoconocimiento
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MOTIVACIÓN ¿HAS ENCONTRADO TU “PARA QUE”?

Hace tiempo que me planteo dejar de ver las noticias del telediario a la hora del almuerzo, para evitar que todo lo que ocurre en este mundo globalizado en el que vivimos, contamine mi estado de ánimo, llenándome de inquietud.

Pero cada día vuelvo a encender la televisión cuando me dispongo a comer y me resulta muy difícil pasar de largo, sin detenerme a mirar de frente la cruda realidad a la que se enfrentan miles de personas últimamente.

Está claro que no podemos vivir aislados de lo que ocurre a nuestro alrededor, ya que cualquier acontecimiento en cualquiera de los continentes, nos afecta a todos de alguna u otra manera. Estamos interrelacionados de tal forma, que hasta el más pequeño movimiento puede provocar cambios profundos en el otro extremo del mundo. Ya lo dice la teoría del caos “hasta el simple aleteo de una mariposa, puede provocar un tsunami en la otra punta del planeta”.

Son momentos de incertidumbre para muchos, de no saber qué va a pasar con sus vidas. Se me encoge el corazón solo de pensarlo y siento una impotencia enorme por no saber de qué forma puedo yo contribuir al bienestar global.

Y si  a todo eso le sumas tus propias incertidumbres personales, el cóctel es brutal.

Pero luego reflexiono y pienso que la incertidumbre forma parte de la aventura de vivir y hemos de aceptarla de un modo natural, haciendo cada día lo que corresponda al momento, para poder hacer más cierto nuestro futuro y el de los demás.

Todo esto me trae recuerdos de mi niñez, cuando soñaba con salvar el mundo (supongo que como muchos niños) y ofrecer mi ayuda para aliviar las tristezas ajenas. Pero conforme me hacía mayor y la vida me inundaba de responsabilidades y egocentrismo, iba desterrando esa fantasía de heroica salvadora, porque me parecía que había que ser de una casta muy especial, un tipo de persona a quien Dios le concedía unos talentos, una gracia, un don para la entrega y el compromiso, cosa que yo creía no tener.

Pasaban los años y sumergida en la vorágine del trabajo y sometida a todo el stress que supone trabajar para una multinacional, a veces me planteaba ¿Para qué servía mi trabajo?, ¿A quién beneficiaba todo el esfuerzo que hacía cada día, además de a mi propia persona?, ¿Cuál era el sentido de vivir así, dedicada en cuerpo y alma al trabajo?, ¿Hacia dónde me dirigía yo, sin un destino ni rumbo fijo?, ¿Para qué vivía yo?

Os confieso que me llevo años encontrar mi “Para qué”. Estaba tan bloqueada emocionalmente y había tantas preguntas a las que necesitaba encontrar respuestas!!

Pero para salir de mi bloqueo emocional y responder a estas cuestiones necesitaba tiempo, espacio, coraje, oportunidad y silencio. El ruido mental es mal amigo de la templanza y la calma que necesitas para llegar al fondo de ti misma.

Ya sabes que las casualidades no existen. Dicen que todo lo que soñamos y en lo más profundo de nuestro Ser creemos, acaba por manifestarse y cumplirse.

Fue así como llego el Coaching a mi vida, para enseñarme una manera  de aprender más sobre mí, para descubrir mi motivación, ofreciéndome un modo de acompañar a quien necesita soporte y guía para encontrar su propio camino.

Hoy, después de todo un  recorrido de aprendizaje y autoconocimiento a través del coaching, parece que la lucidez se hace cada día más presente y tomo conciencia de todo lo que he ido sembrando a mi paso.

Nada de lo vivido fue en vano. Ninguna experiencia vivida cayó en saco roto. Cada persona que me encontré por el camino cumplió su misión y contribuyó a mi aprendizaje de vida, así como ellas recibieron de mi todo lo bueno y lo no tan bueno que supe darles. Ningún acontecimiento, por doloroso o amargo que pudiera parecer, estuvo de más. Llevo a mis espaldas todo lo que me enseñaron y me siento agradecida por ello. Cada trabajo realizado apuntaba en la dirección en que hoy me encuentro.

Ahora se, que no se trata de hacer grandes cosas para contribuir a aliviar los sufrimientos ajenos. A veces solo hace falta estar ahí, escuchando, ofreciendo  espacio y silencio para la reflexión. Haciendo preguntas poderosas y  adecuadas para que alguien encuentre sus propias respuestas y soluciones. Dando a los demás la oportunidad de descubrir sus valores personales, su motivación en la vida, su “Para qué”Otras veces puedes  ser una mano que sostiene en el camino a quien está cansado, compartiendo tu sentido del humor para conseguir una sonrisa o simplemente ser ejemplo para quien empieza a caminar. De cualquier manera, vas dejando tus huellas por el camino.

Hoy siento que he encontrado mi “Para qué en mi vida”, mi motivación para seguir avanzando.

¿Y tú, has encontrado tu “Para Qué”?

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